Parlamentarismo cosecha 1994
En estos días se coló en la campaña electoral la versión que atribuye a Eugenio Zaffaroni la autoría de una reforma constitucional de corte parlamentarista con el oculto propósito de perpetuar a Cristina Fernández de Kirchner en la presidencia de la Nación.
Estos trascendidos nos recordaron el proyecto parlamentarista que presentó el ahora ministro de la Corte como convencional constituyente del Frente Grande en 1994. El hecho que las modificaciones al presidencialismo formaran parte del «núcleo de coincidencias básicas» pactado por Alfonsín y Menem le da a esta iniciativa un carácter eminentemente testimonial, lo que libera a su texto de las restricciones estratégicas generalmente asociadas a una mayor esperanza de éxito legislativo. Esto hace razonable presumir que su contenido expresa acabadamente las ideas de su firmante en aquel momento.
Cofirmado por Aníbal Ibarra, ingresó a mesa de entradas de la Convención Nacional el 15 de junio de 1994 bajo expediente 367 sin fundamentos, lo que es de lamentar pero no inusual: a diferencia de las propuestas de legislación en las Cámaras del Congreso, los proyectos de reforma al texto constitucional podían ser presentados omitiendo el requisito de estar fundados por escrito.
La iniciativa establece un presidente que propone a los diputados la designación de un jefe de gabinete. Dotado de facultades de administración, reglamentación y resolución, el jefe de gabinete elige a sus ministros y propone un plan de gobierno a la Cámara baja, que los aprueba por mayoría absoluta. Si los diputados rechazan dos gabinetes seguidos, el presidente designa el último provisoriamente. Pasados diez días sin acuerdo legislativo, la ciudadanía decide entre la propuesta del presidente y la de los diputados, no estando sujeto a remoción por ocho meses el gabinete resultante. Luego tanto el presidente como una mayoría absoluta de diputados pueden remover al jefe de gabinete, cesando automáticamente a todos sus ministros.
El sistema así planteado resultaría menos presidencialista que el vigente, donde el presidente designa por sí solo al jefe de gabinete y el Congreso solo puede removerlo con mayorías de ambas Cámaras. El Senado no participaría ni de la designación del gabinete ni de su remoción, careciendo así del veto que ostenta actualmente sobre la eventual censura de Diputados. El jefe de gabinete de Zaffaroni podría imponer sus ministros al presidente y ejecutaría su propio plan de gobierno, mientras que el actual no es mucho más que un oficial principal del presidente.
Con todo, el proyecto encierra un «semipresidencialismo atenuado», pues no separa explícitamente la jefatura de Estado de la jefatura de gobierno y priva al presidente de la facultad de disolver la legislatura. El expediente 633 de Juan Pablo Cafiero y Pablo Martínez Sameck -de la misma bancada que Zaffaroni- fue más lejos en este sentido. El arbitraje popular del gabinete en la hipótesis de gobierno dividido parece ser el rasgo más original del Zaffaroni cosecha 1994, pero su fallo es provisorio, restringido por la rigidez de los mandatos de Legislativo y Ejecutivo. Por otro lado, si este esquema hubiera regido en diciembre de 2009, el «Grupo A» probablemente se hubiera quedado con algo más que las Comisiones.
Esperamos que los supuestos planes de reforma constitucional reposen sobre bases parlamentaristas más sólidas que las que llevó el juez en Santa Fe y Paraná, dejando de lado que coincidimos que en cualquier diseño la reelección presidencial es un rasgo opcional.
Descargue el proyecto aquí.
Publicado: sábado 8 de octubre de 2011 a las 10:11 am 
Opinión. Puede seguir todos los comentarios a esta entrada a través de RSS 2.0.
Puede dejar una respuesta, o referencia desde su propio sitio.
Andy Tow en 
Lautaro en 
Analia en 
Gustavo en 
Andy, los viejitos y con memoria recordamos que Raúl Alfonsín quizo llevar al país hacia un sistema mixto presidencialista parlamentario con Dante Caputo como presidente y a cargo de las relaciones exteriores y Alfonsín como Primer Ministro… Claro fue antes del Pacto de Olivos y no había ni siquiera una reelección… Parece que el radicalismo se olvidó hasta de su historia….
miércoles 12 de octubre de 2011 a las 7:47 am